Autor: Ernesto Romeo

El origen de los sintetizadores está en los sistemas modulares. El concepto de cualquier formato de sintetizador, de todo tipo, es -interna y/o externamente- “modular”. El sintetizador es un dispositivo fascinante (y un poco entreverado para describirlo) que ha sido creado para la generación y el procesamiento de señales de audio y de señales de control, utilizando secciones independientes con características específicas -a partir de módulos como osciladores, filtros, amplificadores, envolventes, generadores de señales de ruido, generadores de funciones, mezcladores, moduladores en anillo, waveshapers, atenuadores, reproductores de samples, secuenciadores, cuantizadores, compuertas lógicas, reverberadores, etc.- que interactúan de múltiples formas y con infinitas posibilidades de conexionado. Éstas secciones o módulos realizan una o varias funciones dentro de un sistema auto-integrado o de un sistema expandible, mutante y programable, a diferencia de los instrumentos musicales convencionales (sean éstos acústicos, eléctricos o electrónicos) en los que cada parte del instrumento está destinada a una única función fija y en los que el control y el desarrollo evolutivo del sonido en el tiempo y de la “estructura musical” están a cargo exclusivamente de las acciones del intérprete y no del instrumento mismo. Incluso en dispositivos mecánicos, como las pianolas o las cajas de música las posibilidades “automáticas” son extremadamente simples comparadas con las posibilidades de un sistema sintetizador analógico o digital.

La combinación, la interconexión y/o la interrelación entre los módulos generadores y procesadores de señales de audio y de control es lo que permite la programación y la síntesis. Un sintetizador no es, entonces, solamente un instrumento musical y puede dársele usos que van mucho mas allá del “interpretar música” (que es la función primaria y excluyente de un instrumento musical). Un sintetizador puede ser desde un dispositivo para la autogeneración de paisajes sonoros evolutivos (secuenciales, probabilísticos, semi-aleatorios, aleatorios, etc.), puede ser un procesador de señales de instrumentos eléctricos o de micrófonos o de grabaciones (que a su vez pueden actuar como controladores del mismo sintetizador), puede ser un “teclado” para tocar sonidos que evoquen características de instrumentos musicales o de sonidos naturales, urbanos o abstractos, puede ser la fuente de audio “inteligente” de una aplicación o de un juego de computadora, puede ser el elemento que hace inteligible los sonidos de personas que no pueden articular el habla, puede usarse como dispositivo para la generación y transmisión de señales de telecomunicaciones o para patrones de alarmas, etc.
Si bien todo lo contenido en éstos párrafos anteriores puede sonar complejo o confuso en realidad el principio conceptual y técnico del sintetizador es sencillo y hace uso de las propiedades de la electricidad (para generar y procesar oscilaciones y “movimientos” de magnitudes eléctricas) y fuerzas mecánicas de características específicas para con eso poder, a través de un sistema de amplificación, escuchar sonidos y estructuras sonoras cuyas características se definen por la relación entre ésas señales y ésos controles. Como decíamos, a diferencia de un instrumento musical -en el cuál las “partes” que lo integran tienen una funcionalidad específica (por ejemplo, las boquillas de los saxos, los martillos de los pianos, las llaves de las flautas traversas, los clavijeros de las guitarras, las cuerdas de las arpas, las lengüetas de los oboes o los parches de las baterías) y están diseñados para ser controlados (tocados) por un intérprete- en el sintetizador hay módulos de diferentes características (osciladores y/o generadores de ondas periódicas y aperiódicas en frecuencias de audio o en bajas frecuencias, mezcladores, filtros, amplificadores, atenuadores, generadores de “curvas envolventes”, secuenciales, inversores, etc.) que pueden cumplir muchas funciones (incluso simultáneamente y en formas y configuraciones variables) y que pueden interactuar con un intérprete pero también pueden controlar -total o parcialmente- al sistema, permitiendo que el sintetizador “se interprete a sí mismo”, genere “composiciones” o estructuras sónico-musicales y también se utilice como procesador de otros dispositivos externos, diluyendo las concepciones de intérprete, compositor, programador, productor o diseñador y las de herramienta técnica, instrumento artístico, dispositivo funcional o automatizador.

Todo esto ha dado como resultado un paradigma extraordinario que abre constantemente puertas a nuevas experiencias sensoriales. Incluso un sintetizador con poca cantidad de módulos ya permite infinitas variantes. Lo mas habitual es que en un sistema modular haya como mínimo uno o dos generadores de oscilaciones periódicas en frecuencias de audio y un generador de ruido como fuentes “sonoras” y que éstos se procesen tímbrica y dinámicamente por waveshapers, filtros y/o wavefolders y por mixers y amplificadores, que se puedan modular en frecuencia y amplitud y controlar dinámicamente para generar contornos envolventes, variaciones cíclicas y/o evoluciones aleatorias.

En Latinoamérica la música electrónica y electroacústica tiene sus orígenes en la segunda mitad de la década de 1950 -incluso en muchos países casi simultáneamente- y los encuentros de compositores, ingenieros, físicos, intérpretes, diseñadores, teóricos del arte y artistas multidisciplinares y técnicos dieron forma a laboratorios, estudios, equipamientos y obras que crearon un panorama riquísimo, original y vanguardista del cuál podemos conocer mucho a través de éstas investigaciones históricas:

Latin American Electroacoustic Music (Carlos Trilnick)
Latin American Electroacoustic Music Collection (Ricardo del Farra)
Dispositivos sonoros experimentales y luthería electrónica en América Latina en el siglo XX: antecedentes en Cuba, México y Argentina (Martín Matus Lerner)

Y en relación al diseño de proto-sintetizadores y acercamientos a la construcción sistemas modulares controlados por voltaje en Latinoamérica durante los 60s y comienzos de los 70s (épocas en las que aparecen en EEUU y Europa los primeros sintetizadores comercializados, como los Moog, Buchla, EMS, ARP y EML) podemos mencionar, entre otros pioneros, a Raúl Pavón Sarrelangue (México), Fausto Maranca, Jorge Menyhart y Fernando Von Reichenbach (Argentina) y José Vicente Asuar (Chile).

Dos álbumes particularmente exitosos grabados a fin de los 60s marcaron el rumbo evolutivo de los sintetizadores a futuro: “Silver Apples Of The Moon”, de Morton Subotnick (hecho con un sistema modular Buchla) y “Switched-On-Bach”, de Wendy Carlos (hecho con un Moog modular). El disco de Subotnick, con su característico clima experimental, atonal y aleatorio da un gran paso en la apertura de las posibilidades tímbricas y expresivas que permite un sistema de control por voltaje (que incluye secuenciadores y generadores aleatorios) interpretable en tiempo real -frente al sistema indirecto de la composición electroacústica por collage que era la habitual en la música electrónica antes del sintetizador- pero el álbum de Carlos directamente rompió todos los moldes adentrándose en un terreno adonde no había llegado tanto la electrónica: la música clásica y la música popular en todas sus dimensiones…

Tras su lanzamiento en julio de 1967, “Silver Apples of the Moon” fue un sorpresivo éxito para la compañía discográfica Nonesuch, convirtiéndose en uno de los discos más vendidos en la categoría clásica y también vendiéndose respetablemente en círculos mas amplios tratándose de un álbum experimental, convirtiéndose en un “éxito” underground que tuvo elogios de la crítica internacional. Pero “Switched-On Bach” directamente se convirtió en su momento en el álbum de música clásica más vendido de todos los tiempos, entrando en las listas Billboard (llegó a estar número 10 en el Billboard 200 y lideró la lista de Billboard Classical Albums de 1969 a 1972!), fue el primer disco clásico en alcanzar la categoría de disco de platino, ganó premios Grammy en 1970 por Mejor Álbum Clásico, Mejor Interpretación Clásica Solista y Mejor Ingeniería De Grabación Clásica y llegó a una audiencia realmente masiva, influyendo a muchos músicos por fuera de los círculos de la música experimental (particularmente en el mundo del rock y en la música para cine y publicidad), contribuyendo en forma definitiva a la masificación de los sintetizadores, que pronto comenzarían a fabricarse en versiones mas simplificadas, económicas y portátiles y también, mayoritariamente, orientadas a usos musicales mas tradicionales (se hizo habitual que los sintetizadores utilizaran teclados como interfaz controladora, siendo el MiniMoog -que comenzó a comercializarse en 1970– el primer sintetizador con teclado integrado al gabinete y con sus módulos interconectados por el fabricante sin posibilidad de pacheo por el usuario y también siendo el primer synth en venderse en tiendas de música). Esto, junto al advenimiento de los sintetizadores polifónicos y con memorias y el ascenso de la tecnología digital, derivó en que ya hacia fines de los 70s y comienzos de los 80s fuera cada vez menos frecuente el uso de los grandes sistemas modulares, que prácticamente dejaron de fabricarse durante los 80s. Hacia fin de los 80s y comienzos de los 90s, en un mercado de los sintetizadores, dispositivos y instrumentos musicales electrónicos totalmente dominado por lo digital (y particularmente por los samplers y/o sintetizadores y baterías electrónicas que usaban samples y ondas digitales como fuentes de audio y con todas las marcas originales y legendarias de los primeros años de los sintetizadores -como Moog, Buchla, ARP, Oberheim, Sequential, etc.- fuera de escena, fundidas o disueltas en otras marcas), comienza a emerger -particularmente desde las escenas under de muchas ciudades del mundo- una tendencia a volver a usar ésos sintetizadores analógicos y máquinas de los 60s, 70s y comienzos de los 80s que se habían dado por obsoletas, caducas y superadas. Las características del audio analógico y la posibilidad de utilizar en tiempo real los paneles repletos controles para hacer performances con los parámetros de la síntesis (y de, en el caso de los sistemas modulares y synths pacheables, crear rutas de audio y de control personalizadas) junto con el bajísimo precio al que se conseguían ésos equipos “anticuados” dio pié a un nuevo giro rompió la inercia lineal de que solo eran estéticamente válidas en la contemporaneidad musical las tecnologías más modernas.

En 1994 Dieter Döpfer lanza el sintetizador analógico y MIDI, en rack, MS-404 (inspirado en el sintetizador/secuenciador Roland TB303 Bass Line, que había sido un “fracaso” 12 años antes pero estaba siendo revitalizado por su uso en las escenas de la música house, acid y techno) y en 1995 Dieter comienza a comercializar la línea Doepfer Modular A-100 (consistente en módulos analógicos e híbridos -osciladores, filtros, envolventes, amplificadores, moduladores en anillo, mixers, sequencers, etc.- y sistemas modulares), en formato Eurorack dando un nuevo e inesperado impulso al “abandonado” mundo modular. Pronto se sumarían mas marcas que hacían módulos en estándar Eurorack y con otros formatos (incluyendo a Technosaurus, MOTM, Wiard, etc. y a quienes, como Synthesizers.com, adoptaron el formato Moog 5U). También se generó un movimiento enorme creación de dispositivos sonoros y módulos DIY (escena enriquecida también por la movida del circuit bending) y muchos diseñadores comenzaron a compartir gratuitamente por internet (la labor de Yves Usson es encomiable en ése terreno) circuitos, planos, datos e instrucciones para la construcción de módulos permitiendo a muchas personas iniciarse en la fabricación casera o profesional.

Al día de hoy en formato Eurorack hay mas de 10.000 modelos de módulos disponibles -muchos de ellos muy accesibles- gracias a cientos de marcas y artesanos electrónicos dedicados al rubro y también tanto Moog como Buchla han vuelto a fabricar sistemas modulares en sus propios formatos acompañados de otras marcas que también desarrollan nuevos módulos o clones de módulos vintage o nuevos diseños basados en módulos clásicos haciendo que la escena de la música electrónica retome en forma absolutamente revitalizada el camino de lo modular y lo pacheable y permitiendo a nuevos artistas encarar la creación y performance de arte electrónico sin necesariamente relacionarse con las formas tradicionales de hacer música y tocar instrumentos. También artistas de las primeras épocas de los sintetizadores como Morton Subotnick, Suzanne Ciani, Klaus Schulze, etc. han vuelto a sus trabajos con modulares y sistemas híbridos controlados por voltaje y MIDI creando un diálogo muy fructífero y enriquecedor con las generaciones mas recientes.

En Latinoamérica hay una escena muy activa, pujante y creativa de usuarios de sistemas modulares y pacheables, siendo cada vez mas común la presencia ese tipo de sintetizadores en live sets o en grabaciones y dando lugar también al surgimiento de muchas personas dedicadas al diseño y la fabricación de módulos, sistemas modulares, gabinetes, sintetizadores pacheables, secuenciadores, controladores, interfaces MIDI-CV, etc. de muy alta calidad.

Podemos mencionar en Argentina (para ejemplificar con la escena Latinoamericana de la que soy originario) al gran emprendimiento Sistemas Modulares Núcleo (de Francisco Tripodi Arley, Santiago Villa y Micaela Pérez) que hace líneas completas de módulos 5U y Eurorack de un nivel extraordinario, a Sebastián Cordovés (ahora residente en Berlín) que hizo -desde aproximadamente 2010- varios y muy completos y versátiles sistemas SeboSynths a pedido y también algunos módulos en tandas, al ingeniero Hernán Baldi que es uno de los técnicos especializados en sintetizadores analógicos mas destacados del mundo que también diseña gabinetes para sistemas modulares y módulos de precisión, a GS Music (fundada por Guido Salaya) que amplió su notable sintetizador analógico/MIDI Apollo para que sea controlado por voltaje en varios de sus parámetros, a Tercer Brazo (fundado por Manuel Osorio) que se especializa en dar talleres de armado de módulos, sintetizadores y máquinas electrónicas sonoras, a Olivella Modular de Kevin Olivella que diseña módulos Eurorack hi-end, a Volt Crafty de Marcelo Malmierca y sus variadas interfaces MIDI/CV y sus synths analógicos y sus programadores así como también a Coverup de Ignacio Merle y a Lihue Sosa que hacen gabinetes para Eurorack y accesorios y a Antonus, iniciativa comenzada por el barcelonés Toni Gutierrez en Argentina y que continúa ahora, ya desde Barcelona, con una línea que incluye (además de a la mas fidedigna y avanzada versión contemporánea del ARP 2600, el Antonus 2600) al Step Brother sequencer-expander y al Eurorack Sidecar. Por otro lado, dentro del muy activo panorama creativo de la comunidad synth de Argentina, es importante destacar la influencia que tienen grupos de Facebook como Argensynth (creado por Bruno De Vincenti) y Eurocrack Sintetizadores Modulares (creado por Jeremías Fernández) en la difusión de conocimientos y obras, en el intercambio de equipos y en la generación de contenidos y de encuentros e incluso de eventos.

En otros países de Sudamérica, por citar algunos ejemplos, tenemos en Chile a otra escena “esfervescente”, con iniciativas promovidas por artistas y diseñadores muy activos en el universo modular como Mika Martini, Andres Grumann, Cristobal Korenblit, Francisco Muñoz (de Ondes), Claudio Iglesias, Francisco Juacida, White Sample, Claudio Merlet, Felipe Electryxeed, Cesar Venegas Daroch, Esqueleto, etc., en Ecuador el productor Daniel Campoverde -fundador de Sonoro– está impulsando fuertemente a la escena modular desde su propio espacio y desde ESPOL Cultural, en Brasil encontramos a Vinicius, responsable de la fabricación de los sistemas Vinicius Electrik VBrasil y a artistas como Paulo Beto, Amanda Chang, Roberto Ladislau, etc. haciendo trabajos muy profundos con sistemas modulares, en Perú al reconocido Atomosynth, en Colombia a las Caperooza que ya construyeron su primer sintetizador modular, etc.

El presente nos permite disfrutar de la instalación definitiva de la concepción y práctica modular de la síntesis en ámbitos muy diversos y de cada vez mayor alcance y accesibilidad. El origen del sintetizador vuelve recargado y lleno de nuevo vigor.